miércoles, 30 de junio de 2010

Una frase bastante aplicada


"Hoy no me puedo levantar" ha sido una de las mejores obras a las que he asistido en mi vida. Tuve la gran suerte de verla en Madrid, con actores y cantantes españoles.

A pocos días de dejar mi ciudad favorita, decidimos ir al teatro para conocer algo más que shopping, museos y restaurantes, donde, por cierto, pasábamos varias horas de nuestro día.

Estábamos indecisas, no sabíamos si comprar tickets para "Mamma Mia" o para ésta, pero al final ganamos las que votamos a favor de la puesta en escena cuyo nombre se desprende de una canción de Mecano.

Durante la función, que duró cerca de tres horas y cacho, casi muero congelada, estaba tan alto el clima, que no tuve más remedio que bajar a comprar una playera de 50 euros con el logo de la obra. Sí, me pesó horrible, sobre todo porque cero me gustan. No, no me la puse más de una vez. No, tampoco sirvió de mucho, hubiera sido mejor un calefactor, una chamarra o mínimo un buen abrazo.

Al salir, el metro había cerrado, así que a los 50 euros de la prenda le tuvimos que sumar otros 30 de un taxi que nos llevó hasta nuestro departamento, por lo que mi caprichito de ir al teatro español no sólo se convirtió en la mejor actividad del viaje, también en la más cara, tomando en cuenta que mis papás no estában para salvarme y aún me quedaban varios días en tierras lejanas.

La verdad, no sé si todo fue mérito de la obra y de los personajes que actuaron o mi fanatismo por su acento me cegó, pero quedé encantada. La escenografía espectacular, la música irreal. Recuerdo el acto en el que se veía una luna que pendía del techo y "Dalí" sentado sobre el escenario, sinceramente, increíble.

Claro que durante mi estancia en la Madre Patria y después de ver la obra, usé varias veces la frase "Hoy no me puedo levantar". Todos los días tenía que levantarme a las 7 u 8, no recuerdo bien, para arreglarme, tomar el metro (sí, aunque no lo crean), subirme a un camión y caminar dos cuadras hasta las instalaciones de Radio y Televisión Española, lo cual representaba un verdadero martirio pues el sol brillaba a su máximo esplendor.

Los primeros días de clases, los catedráticos nos advirtieron que si queríamos obtener nuestro diploma debíamos cumplir con cierto porcentaje de asistencia, lo cual se traducía en 2 faltas en todo el mes.

Uno de esos días, mis ojitos no se podían abrir, el despertador sonó mil veces, mi amiga me jaló las cobijas, tocaron a la puerta las vecinas, las otras chicas que iban a la clase nos llamaron desde el lobby ... y nada funcionó.. "Maryfer, hoy no me puedo levantar; habla por favor con las chavas para que digan que me sentí mal", dije. "Ok, perfecto, NOS sentimos mal", expresó.

Y así aprovechamos nuestro día para dormir, ir a desayunar al súper Vips, que nada tiene que ver con el de aquí; caminamos por Serrano, visitamos el museo de cera, y me enamoré más de cada rincón de Madrid.

Después, durante la universidad, esa frase aplicaba muy seguido, sobre todo cuando se trataba de la clase del "cubano" a las 8 de la mañana, o de Zunzu a las 10. La cama era mejor alternativa que el salón. "Mafer, hoy no me pude levantar, ¿qué onda? ¿nos vemos en starbucks?", era la pregunta diaria.

Actualmente, todas las mañanas le digo a mi novio "Bebéeeeeeee, hoy no me puedo levantar", a lo que generalmente responde "¿y si no vamos a trabajar?"... y, una hora después, cada uno sentado en su respectivo escritorio.

6 comentarios:

  1. Creo que todos tenemos una dósis de "hoy no me puedo levantar" yo no la usé en mi juventud y la vida me la cobra hoy... porque hoy no me puedo levantar.

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  2. quién no ha dicho eso? Pues aplica la pinta un dia!

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  3. Lo admito, la incito a la flojera y soy el primero en caer abatido por la responsabilidad. Querer y deber acostados en la misma almohada. Qué mal.

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  4. Lo mejor de todo es decir "No hay que ir a trabajar" y por 3 minutos imaginar que es cierto... Pero, definitivamente, se olvida pronto y ahí estamos cada día.

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